viernes, 19 de febrero de 2010
EL PÓRTICO DE LA GLORIA
El tímpano
La disposición del tímpano está basada en la descripción de Cristo que hace el evangelista San Juan en el Apocalipsis . En el centro, muestra el Pantocrátor , con la imagen de Cristo en Majestad, mostrando en las manos y en los pies las heridas de la crucifixión. La postura y ropaje parecen reflejar la realeza; las heridas, su carácter humano, que sufre y muere. Arriba, junto al trono, dos pequeños ángeles echan incienso.
Rodeando a Cristo, el Tetramorfos con las figuras de los cuatro Evangelistas con sus atributos: a la izquierda, San Juan y el águila, arriba, y San Lucas con el buey, debajo; y a la derecha, San Mateo, arriba, y San Marcos y el león, abajo. Los cuatro evangelistas parecen estar escribiendo los Evangelios apoyándose en su animal simbólico pero San Mateo lo hace sobre un cofre en lugar de utilizar el ángel que lo simboliza.
A los dos lados de los Evangelistas, tras San Marcos y San Lucas, aparecen cuatro ángeles a cada lado con los instrumentos de la Pasión de Cristo. Unos llevan, sin tocarlos directamente, la cruz y la corona de espinas y la lanza y los cuatro clavos otros, la columna en que fue flagelado, la jarra con la que se lavó Poncio Pilatos, una caña con una esponja, la vara y un pergamino. Sobre las cabezas de estos ángeles, dos nutridos grupos de almas de los bienaventurados, 40 en total, representando a la turba celeste que nadie podía contar, en cita del Evangelio.
El tímpano central se corona con una arquivolta en la que aparecen sentados los 24 ancianos del Apocalipsis, en representación de cada una de las 24 clases sacerdotales del antiguo Templo de Jerusalén, portando cada uno un instrumento musical, como preparando un concierto en honor de Dios. Los instrumentos, una zanfoña, 14 cítaras, 4 salterios y dos arpas, fueron reconstruidos hace pocos años y se realizaron conciertos con ellos. Dos de ellos no tocan ningún instrumento, sino que sostienen una redoma.
En los espacios que unen el arco central con los arcos laterales hay dos ángeles en cada uno, que representan al pueblo judío y el pueblo de los gentiles y los niños que llevan en el colo simbolizan las almas que llevan hacia Dios.
La forma en la que el Maestro Mateo representa a Jesucristo rompe con la visión apocalíptica medieval que imperaba hasta entonces. Quiere mostrar un Dios más humano y menos justiciero y lejano, y por eso refleja a Dios con las heridas en manos y pies, y a los anciones del Testamento parecen reír y conversar entre ellos.
El parteluz
En el parteluz hay que empezar por la descripción de la figura sedente de Santiago Apóstol, con el bastón de peregrino, como patrón de la basílica. Santiago aparece portando un pergamino en el que está escrito Misit me Dominus .Sobre su cabeza, la columna termina con un capitel en el que se representan las tentaciones de Cristo en tres caras; en la que mira hacia el interior del templo, rezan dos ángeles arrodillados. Al pie del santo, otro capitel con las figuras de la Santísima Trinidad.
Bajo el apostol se representa el árbol de Jesé, nombre que recibe el árbol genealógico de Jesucristo a partir de Jesé, padre del rey David. Esta es la primera vez que se representa en la Península Ibérica este tema en la iconografía religiosa. La columna reposa sobre una base en la que hay una figura con barba recostada sobre el pecho y dos leones. Durante siglos fue costumbre que los peregrinos que llegaban a Santiago y accedían a la catedral tocaran el pie izquierdo del santo, simbolizando así el final de su camino. Otra tradición llevaba a los peregrinos a pasar la mano por entre las cavidades del árbol mientras rezaban cinco oraciones, antes de entrar en la catedral.
Al pie de esta columna central pero en la parte superior, hacia el Altar Mayor de la Catedral, está la figura arrodillada del propio Maestro Mateo, portando un cartel en el que está escrito Architectus. También con él hay una costumbre de siglos, que consiste en golpearse la cabeza contra la del escultor -tres veces-, para adquirir así parte de su sabiduría. Esta tradición, originalmente propia de los vecinos de Santiago y finalmente asumida por los peregrinos, justifica el apodo de Santo dos croques con el que se conoce popularmente a esta estatua.
Leyenda
Cuenta la leyenda que el arzobispo fue a visitar las obras cuando estaban próximas a terminar. Cuando el Maestro Mateo le estaba explicando el significado de las diferentes figuras, el arzobispo le preguntó por una que el maestro no había citado y que destacaba en el tímpano central.
Mateo reconoció que esa figura era él mismo, porque consideraba merecer la gloria después de la obra de arte que estaba haciendo con tanto éxito, pero el clérigo le recriminó duramente su falta de humildad.
Pasado el tiempo, Mateo llamó al arzobispo para que viese el Pórtico ya terminado e, cuando este llegó, lo primero en lo que se fijó fue en que aquella figura había desaparecido del tímpano, pero ahora había otra nueva escultura en la parte de atrás, arrodillada y sin luz. Así se quería representar el maestro Mateo ahora, humilde y arrepentido por pretender retratarse junto a Dios.
Los Apóstoles y Profetas
Apóstoles
En las columnas de la puerta central, así como en las dos puertas laterales, aparecen representados apóstoles, profetas y otras figuras. Todos ellos están coronados con su respectivo capitel en el que se representan diferentes animales y motivos de hojas.
Comenzando por la columna derecha y mirando de derecha a izquierda, se ven las figuras del apostol San Pedro, vestido de Pontificial y con las llaves del cielo en la mano; San Pablo, con un libro abierto y descalzo; Santiago el Menor, con el báculo; y San Juan, joven, con un libro y sobre una águila. Debajo de la figura de San Pablo se ven unas figuras que representan algunas escenas de su vida, en las que se quiere ver la obediencia que deben los inferiores a los superiores.
En la columna de la izquierda, y comenzando por la que mira al apostol Santiago, vemos las figuras de los profetas del Antiguo Testamento Moisés, con las Tablas de la Ley; Isaías, con el bastón; Daniel y Jeremías, con barba; todos ellos sujetan un cartel en el que está escrito su nombre. Debajo de la figura de Isaías, aparece un joven dispuesto a golpear a un monstruo; otras fuentes ven la representación del sacrificio de Isaac.
La leyenda explica la sonrisa en el rostro del profeta Daniel en el hecho de que ante él está una estatua de una mujer de grandes pechos. También hay quien identifica esa figura con el ángel de Reims. Más ortodoxa es la teoría que lo explica en la alegría que tiene al anunciar la llegada del Señor.
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