viernes, 27 de noviembre de 2009

El aborto y sociedad

La sociedad juega un papel fundamental en la percepción que tenemos del tema del aborto. Influencia las ideas, nuestros valores, la información que nos llega y los juicios que hacemos sobre el tema o sobre las personas que lo viven pero también influencia de manera importante nuestros sentimientos y las emociones que nos despierta.

En general la sociedad procura y posibilita el bienestar de las personas pero, en algunos casos, cuando la ignorancia, la desinformación prevalecen ocurre que una sociedad puede hacer sufrir injustamente a sus integrantes, puede incluso provocarles la muerte o… hacerles perder la vida.

Sociedades como las nuestras, se ven constantemente acosadas por los prejuicios, la doble moral y las creencias de grupos pequeños —religiosos ultraconservadores y radicales—, que requieren de difundir ideas absurdas sobre asuntos como el aborto o incluso procuran que de este tema mejor ni se hable. De esta manera tratan de sostener un control social para su beneficio, sobre todas las personas. Afortunadamente estas ideas tienen cada vez menos impacto y la información objetiva y científica está llegando lenta pero seguramente.

Si podemos ser capaces de consolidar nuestra educación e información bajo altos conceptos como la libertad, la autonomía, la vida digna, la autoestima, el respeto, la justicia, entre otros, podremos crecer como sociedad, como país y como personas. Pero para ello necesitamos reflexionar críticamente y actuar en consecuencia sobre la realidad de nuestras condiciones actuales.

Una sociedad que permite que sus mujeres mueran por causas evitables fácilmente necesita reflexionar seriamente sobre su papel procurador de bienestar y desarrollo.

A cada quien nos corresponde y necesitamos ser ciudadanas y ciudadanos de pleno derecho en tanto nos constituyamos como mejores personas de nuestra comunidad para el bien individual y colectivo.

viernes, 13 de noviembre de 2009

SAN DIEGO

Nació en la primavera del año 1400?, en San Nicolás del Puerto, villa del Arzobispado y provincia da Sevilla, entre Constantina y Cazalla, en plena Sierra Morena. Ingresó en la orden de los Franciscanos en el convento de Arrizafa (Córdoba). En 1441 fue enviado como misionero a las Islas Canarias, vivió en Fuerteventura hasta que regreso a España en 1449. Al año siguiente hizo una peregrinación a Roma para asistir a la canonización de San Bernardino de Siena. Se hospedó en Aracoeli y una epidemia lo obligó a permanecer en Roma asistiendo a los enfermos. De regreso a España, continuó desempeñando los oficios de portero y de cocinero en varios conventos, el último de los cuales fue el de Santa María de Jesús en Alcalá de Henares (Madrid). Sus restos incorruptos reposan en la Catedral Magistral de Alcalá de Henares en una urna de plata del siglo XVII y su cuerpo se expone todos los años el 13 de noviembre. San Diego fue el único santo canonizado a lo largo de todo el siglo XVI, ya en las postrimerías de la centuria, por el Papa Sixto V el 10 de julio de 1588.
Entre los seis milagros aprobados por la Sagrada Congregación de Ritos para su canonización, el más famoso es la curación del príncipe Carlos, hijo de Felipe II, cuando en 1562, estudiando en Alcalá de Henares, tuvo una caída por las escaleras en el Palacio Arzobispal, dándose un golpe grave en la cabeza. Después de que dispusiera le llevaran el cuerpo de San Diego hasta su cámara, se recuperó de forma sorprendente.
La noticia del milagro recorrió España, Europa y América.

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