La sociedad juega un papel fundamental en la percepción que tenemos del tema del aborto. Influencia las ideas, nuestros valores, la información que nos llega y los juicios que hacemos sobre el tema o sobre las personas que lo viven pero también influencia de manera importante nuestros sentimientos y las emociones que nos despierta.
En general la sociedad procura y posibilita el bienestar de las personas pero, en algunos casos, cuando la ignorancia, la desinformación prevalecen ocurre que una sociedad puede hacer sufrir injustamente a sus integrantes, puede incluso provocarles la muerte o… hacerles perder la vida.
Sociedades como las nuestras, se ven constantemente acosadas por los prejuicios, la doble moral y las creencias de grupos pequeños —religiosos ultraconservadores y radicales—, que requieren de difundir ideas absurdas sobre asuntos como el aborto o incluso procuran que de este tema mejor ni se hable. De esta manera tratan de sostener un control social para su beneficio, sobre todas las personas. Afortunadamente estas ideas tienen cada vez menos impacto y la información objetiva y científica está llegando lenta pero seguramente.
Si podemos ser capaces de consolidar nuestra educación e información bajo altos conceptos como la libertad, la autonomía, la vida digna, la autoestima, el respeto, la justicia, entre otros, podremos crecer como sociedad, como país y como personas. Pero para ello necesitamos reflexionar críticamente y actuar en consecuencia sobre la realidad de nuestras condiciones actuales.
Una sociedad que permite que sus mujeres mueran por causas evitables fácilmente necesita reflexionar seriamente sobre su papel procurador de bienestar y desarrollo.
A cada quien nos corresponde y necesitamos ser ciudadanas y ciudadanos de pleno derecho en tanto nos constituyamos como mejores personas de nuestra comunidad para el bien individual y colectivo.
viernes, 27 de noviembre de 2009
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